miércoles, 17 de febrero de 2010

Sobre desastres



La Parada

Por Roberto Rodriguez-Marchena

SANTO Domingo.-Al profesor Faisal Abel Hasbún lo recuerdo afanando en la organización meticulosa de simulacros de evacuación para un eventual terremoto.

Director para entonces del Departamento de Deportes del Colegio Dominicano de La Salle, tenía a su cargo aquella tarea y la cumplía con esmero, cuidando cada detalle e insistiendo en la importancia de aquel ejercicio.

Poco tiempo después, el terremoto que anticipaba aquella gloria del deporte dominicano ha devastado a Puerto Príncipe.

Llegan a mi memoria los simulacros de Faisal a propósito de la juramentación recientemente del Comité de Mitigaciòn y Prevención de Desastres para la Región Norte del País por parte del director del Centro de Operaciones de Emergencia.

Y bien hacemos con tener muy a punto tales instrumentos institucionales, fundamentales a la hora de enfrentar los desastres a que estamos abocados más tarde o más temprano.

En efecto, unas catorce fallas geológicas, según los especialistas, convierten a nuestra isla Hispaniola en terreno proclive a los terremotos.

Como si todo eso fuera poco, estamos justo en la ruta de los huracanes y cada año, de junio a noviembre, y a veces hasta a diciembre, andamos con el corazón en la boca calculando cuál será el que nos va a desastrar.

Sembrar nuestro país de organizaciones que puedan gestionar cualquier desastre tan pronto se presente es una tarea ineludible y una muestra de sensatez.

No debe haber una sola comunidad en la que no esté organizado el correspondiente Comité y funcionando de manera preventiva y permanente en afán de conciencia y educación sobre la realidad que nos toca vivir como parte que somos del archipiélago antillano.

Papel de primer orden en tales organizaciones corresponde a los Ayuntamientos, esto es, a los gobiernos locales.

A ellos y a las instituciones de Obras Públicas corresponde vigilar que se cumplan las normas anti-sísmicas de construcción y que se sigan los procedimientos adecuados en casos de desastre. Así ahorramos penas y recursos a nuestro país.

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